Reconocer las emociones para proteger la salud

Un nuevo aporte del Servicio de Orientación Psicopedagógica y Psicológica (SOPP) nos permite comprender la importancia de la conciencia emocional.  Identificar qué pasa por nuestro cuerpo, se vuelve fundamental en estos tiempos de incertidumbres, donde tanto niños como adultos deben comunicarse más que nunca, con el objetivo de lograr un ambiente grato de convivencia.


Queremos transmitir este mensaje para que intentemos lograr un acercamiento de nuestros niños/as a que comiencen a registrar sus sensaciones, sentimientos, emociones y logren transformar su experiencia en palabras, que sean capaces de comunicar lo que se encuentran atravesando y se transforme en un aprendizaje que les sirva para cualquier momento de la vida, en el cual requieran expresar lo que sienten y los atraviesa.

Nuestra invitación tiene que ver con esta posibilidad de expresar, en familia, lo que sentimos, mientras desarrollan sus actividades donde no solo se pretende el reconocimiento por parte del niño y la niña (y del adulto) de su cuerpo o de aquello puramente curricular, sino que queremos acompañar la posibilidad de poner en palabras esos sentimientos y emociones y a partir de ello poder atravesar los distintos sentimientos, como por ejemplo cuáles son sus  temores, qué es lo que les preocupa, cómo les gustaría sentirse, etc. 

Poder poner en palabras lo que uno siente: lo que siente a través del cuerpo, de las emociones; es muy importante para cuidar nuestra salud y la de nuestra familia.

Los/as niños/as, son un conjunto de emociones, que se encuentran en proceso de exploración de descubrimiento, de identificación y de ruptura con un “ideal” de mundo y esponjas de los sentires de su entorno.  Por tal motivo hay que aprender a decodificar sus mensajes para comprender sus sensaciones, ya que suelen expresarse a través de berrinches, cambios conductuales, fluctuantes estados de ánimo, desafío constante a los límites familiares, etc.

Cuidar nuestra salud implica atender a nuestro cuerpo, pero también es muy importante preservar nuestras emociones, nuestros sentidos.  Cuando hablamos de emociones, hablamos de algo similar a una fuerza interior que todos llevamos dentro, que nos hace realizar algo: gritar, saltar, jugar, abrazar, pero esto lo hacemos sin pensar, es decir sin darnos cuenta o sin proponérnoslo.

Esta fuerza interior, cuando aparece, produce cambios. Estos cambios pueden ser cortitos o muy largos, incluso permanecer en el tiempo y tal como dijimos antes, nos preparan para actuar.

Si comenzamos a identificar como nos sentimos, tendremos en cuenta cuando nos enojamos o cuando nos ponemos tristes o contentos y descubriremos que cada emoción que nos atraviesa no es considerada buena o mala, sino que es simplemente como nos sentimos, por eso es tan importante cuidarlas, porque reconocerlas es otra forma de proteger nuestra salud.

Trabajar la conciencia emocional, implica estar presentes, aquí y ahora, para conectarnos con lo que nos hace vivenciar la situación actual y poder expresarlo a nuestro círculo más cercano para que no se guarde o reprima en nuestro interior, ya que puede provocar consecuencias no deseadas.

A su vez, cabe destacar que los sentimientos son totalmente transparentes, por lo que un clima emocional individual puede ser percibido desde el entorno más cercano y así desencadenar un efecto dominó. Si cada integrante de la familia es capaz de regularlo, desarrollará un ambiente saludable para convivir, estableciendo de esta manera, un núcleo familiar ideal, donde poder poner en palabras estas emociones tal y cómo las sentimos y experimentamos para poder ir nutriendo a cada uno de sus integrantes de afectos, vivencias, etc. 

¡Les proponemos que empecemos a permitir a nuestro corazón expresarse!

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