Apoyo a las familias del Nivel Inicial para sobrellevar estos tiempos difíciles

Desde el Servicio de Orientación Psicopedagógica Psicológica (Sopp) les brindan sugerencias que permitan no perder de vista aspectos importantes para la convivencia y fortalecimiento de vínculos afectivos fundamentales, durante la estadía en casa.


Atravesamos una situación muy particular, compleja, que juntos asumimos con responsabilidad, con motivo de resguardo de la salud de cada uno, #YoMeQuedoEnCasa, que es la salud de todos.

El momento en que vivimos, necesita de nosotros, estar preparados y aceptar la dinámica en que debemos responder. Van generándose cambios sociales, económicos y educativos por el COVID-19, dado que se dificultan las anticipaciones de algunas acciones, por parte de ustedes y nosotros. Lo más importante es mantener la calma, darnos tiempos de autocontrol y resguardo de nuestro cuerpo y mente.

“Ante esta situación inesperada surgirán respuestas esperadas (miedo, angustia, incertidumbre) con las cuales debemos ser cuidadosos, permitirnos sentirlas, ya que son emociones consideradas negativas pero no dejan de ser emociones que nos atraviesan. Lo importante es intentar evocar un grado de autorregulación frente a contextos de vulnerabilidad, donde pueden transmitirse y generar un malestar a quienes nos acompañan a causa de una experiencia de un otro cercano. Para cuidarnos entre todos/as, debemos asistirnos nosotros mismos en primer instancia para así poder acompañar y contener al resto de las personas que nos importan”.

Es necesario poner un manto de serenidad, de mirarnos hacia adentro como familia, de reorganizar los momentos, de generar espacios de diálogo y escucha…


  1. Para la convivencia y situación de distanciamiento físico/social, necesitamos con más fuerza, la presencia de límites claros, (entendiendo por ellos aquello que marca algo que no debe sobrepasarse); puestos desde el afecto, la reflexión y el diálogo: permitiendo sobre todo en el niño, que comience a construir su autonomía y respuestas esperadas socialmente.
  2. Establecer, en las rutinas diarias y convivencia hogareña, la opción de generar responsabilidades en quehaceres, acordes a la edad de cada integrante de la familia. Esto enseña a dividir trabajos, compartir normas de convivencia, reconocer el esfuerzo del otro, sentirse útil, trabajar colaborativamente con sus afectos, mantener orden y compartir logros; a su vez minimiza la aparición de dificultades conductuales y frustraciones, más aún si van acompañadas de un “gracias”, “me alegra tu ayuda”, “que bien lo haces”, “tu puedes”, “te agradezco”, entre otras que incentivan a conductas positivas y a su vez generan responsabilidad y autonomía. Ante esto, los invitamos a leer los siguientes puntos para observar lo que despierta en ustedes y de esta manera mejorar la convivencia familiar, considerando que dichas sugerencias son parte de lo trabajado en relación a la convivencia escolar que tiene como objetivo la generalización a los diferentes contextos que atraviesan nuestros niños/as.

3) Poder diseñar estrategias y acuerdos, que permitan el manejo de los tiempos:

Individuales (espacios de lectura, de alguna actividad que queda siempre pendiente como pintar, por ejemplo)

– y Compartidos (actividades lúdicas, ver una película, almuerzos, cenas, meriendas, etc) favorecerán la vinculación entre los mismos.

Se considera fundamental el sostenimiento de hábitos y rutinas de la vida cotidiana, como respetar los horarios de las comidas, delimitar los momentos de juego, el uso de la tecnología (ya que nuestro medio de comunicación es éste, en momentos de distanciamiento social suele incrementarse su uso) tareas escolares y que el sueño se concilie dentro de un horario razonable por la noche. Esto permitirá que cuando se regularice la situación sanitaria, el retorno a nuestras actividades cotidianas no requiera de una readaptación significativa y la reinserción se realice con dinamismo y tranquilidad social.

4) Otro aspecto a tener en cuenta, es la continuidad de nuestros aprendizajes, no solo lo que nos acerca la escuela, sino también aquellos que nos son útiles para la inclusión social, como los manifestados desde la Organización Mundial de la Salud.

Los repasamos juntos/as:

  • Hábitos necesarios para el cuidado:

Alimentación:saludable, variada (no quiere decir que no podamos darnos gustos) y lo más importante dentro de la alimentación es el tiempo que le brindamos al desayuno, almuerzo, merienda y cena, momentos de acompañamiento, de compartir lo vivenciado, lo que se siente, como se siente, en qué podemos mejorar o simplemente dialogar, ya que es un acto que nos permite liberar expresiones y acercarnos a la situación emocional de cada integrante de la familia.

Higiene personal:Uso de alcohol en gel o alcohol diluido (ver sugerencias OMS)… fortalecer aquellos hábitos como cepillarse los dientes, aprender a vestirse solo (acompañando este proceso sobre todo en los más pequeños de la casa, haciendo de ejemplo, no vistiéndolo), bañarse solo (puede comenzarse con acompañamiento verbal de refuerzo), ir al baño solo, como limpiarse, cuidar su ropa y la limpieza del baño.

  • Reorganizar rutinas, acercando dicha adaptación a la situación actual, identificando de qué manera podemos obtener mayor productividad en los tiempos y espacios para continuar con nuestras tareas diarias. La dinámica la marcarán las necesidades de cada familia y en caso de enfrentar alguna dificultad, se plantean nuevos acuerdos.
  • Es necesario que reorganice la dinámica familiar, pensando sobre todo en los niños: Restablecer horarios, gestionando tiempos frente a las pantallas, de actividades escolares (posibilitando un tiempo máximo de 80 minutos de trabajo diario en total, donde se distribuya dentro de dicho espacio, 30 minutos continuos intercalando el uso de receso según necesidad de cada estudiante, de entre 15 o 20 minutos de cambio – distracción). Consideramos sumamente importante que la actividad escolar se encuadre dentro de un inicio y fin, de esta manera la tarea no será percibida como un castigo que gira durante toda la jornada del día evitando que se produzca un agobio, cansancio, hartazgo por parte de nuestros niños/as.
  • Permitirnos momentos de aburrimiento, ya que estos serán grandes estimuladores y generadores de la creatividad y la iniciativa propia de nuestros niños/as. Siempre bajo supervisión adulta.
  • El descanso, fundamental, para adultos y niños, como la siesta, por ejemplo, brindando la posibilidad de un descanso reparador (dormir un tiempo prudencial para evitar que a la noche se produzca insomnio) o establecer un tiempo de elección de actividad que relaje, distienda.
    Por la tarde, se pueden trasladar a casa, las rutinas trabajadas en el jardín y compartirlas con todos, cantar las canciones de merienda, utilizar los elementos tal y como se hace en la sala, (taza, plato, mantel, toalla)
    En la noche, la rutina también puede girar en torno al hábito del aseo personal (lavado de manos), compartir la cena y establecer aquellas prácticas sostenidas como la lectura de un cuento antes de dormir, así como cepillar dientes.
  • Es necesario observar si existen cambios en los niños: dificultad para dormir, retrocesos en control de esfínteres, cambios de humor, angustias, miedos que no existían, sucesos que como familia registren como no comunes, etc.; para considerar si nuestros niños/as se encuentran atravesando algún tipo de malestar respecto a la situación. Sin embargo, es importante que no pierdan la calma como familia, ni evidencien su angustia frente al niño/a, solo hablen con naturalidad para que puedan expresar lo que les pasa. Los menores forman parte de lo que sucede, son esponjas de nuestras emociones, palabras, sensaciones, preocupaciones; es sumamente necesario no mantenerlos aislados del diálogo, poner en palabras lleva al razonamiento de las situaciones, se pueden buscar juntos soluciones y pueden contar con nosotros. Será positivo y primordial para toda la familia reforzar el diálogo, sobre todo lo que sucede, priorizando aquellas emociones que están surgiendo (como equipo Sopp estaremos atentos a lo que pueda surgir y que nos hagan llegar a través de la docente).

Lo más importante es sostener a través del afecto, diálogo y calma, el establecimiento de hábitos, pautas y/o límites;
Escuchando lo que se tenga para decir
Aprendiendo juntos de los errores, el dinamismo nos permite cambios- mejoras
Demostrando todos los días lo importante que somos uno para el otro.

Estamos aprendiendo juntos, creciendo juntos,

Familia – Escuela – Sociedad.

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