La escritora conocida por sus libros infantiles, supo desde niña que quería escribir y esa motivación no la abandono nunca. Hoy dedica sus obras a otros tantos jóvenes, buscando impulsar la lectura. En su paso por la Feria del Libro de la Fundación Josefina Valli de Risso, la autora hizo un recorrido por su carrera.
“Los que quieran escribir lean primero, y los que no quieren, lean igual” aconsejaba Estela Smania a los presentes en la charla que brindó. Para esta escritora oriunda de Paraná, nunca se puede estar solo cuando se tiene un libro en la mano. Desde que era niña sabía que quería escribir, y ese deseo por expresar con las palabras lo define como una “pulsión”.
A los diecisiete años, cuando quiso dejar su ciudad natal para estudiar letras se vio detenida por su padre que era escribano y no la quería dejar vivir sola tan joven. Así, ella decidió estudiar abogacía y logró convencerlo de que la dejara vivir en la capital cordobesa.

Una vez en Córdoba también estudió periodismo, lo que la llevo a que trabajara en Radio Nacional haciendo un programa para niños, aumentando su interés en relatar para infantes. En un concurso de este ciclo, presentó su primer libro “La noche de los Ruidos”. Desde entonces vinieron más títulos como “Pido gancho”, “El niño que perdió su nombre” y “Bajo siete llaves”, entre otros.
Aunque a lo largo de su carrera ha escrito también poesía y literatura para adultos, su público predilecto siempre fue el infantil. En dialogo con El Milenio, Estela Smania habló acerca de su carrera como escritora y de los procesos creativos de su profesión.

El Milenio: ¿Qué te motivo empezar a escribir?
Estela Smania: Es un deseo y una pulsión por hacerlo que uno no puede definir de donde viene, es casi como un cosquilleo interno. Otras veces también se da lo contrario, te sentas y te preguntas donde esta eso que me hacía escribir. Uno se asusta mucho en esos momentos, porque cree que se ha silenciado para siempre. Sin embargo, por lo general son silencios que son buenos porque uno aprende a seguir mirando el mundo, para después poder escribir eso de manera distinta. Porque uno dice las cosas que decimos todos, habla sobre las cosas que ya están escritas, pero para escribir hay que tratarlo de una forma distinta.
“Escribir es un deseo y una pulsión por hacerlo, que uno no puede definir de donde viene, es casi como un cosquilleo interno”
EM: ¿Cómo cambio para vos la escritura a lo largo de tu carrera?
ES: Fue variando porque uno va aprendiendo y al leer también se aprende a escribir. En realidad, no sé si se aprende a escribir, pero te permite visualizar una mejor escritura. Lo que si se aprende es a leer. Cuando uno lee y dice “esto es lo que me gusta” también va eligiendo sobre lo que quiere escribir. Yo aprendí que el escribir es una operación de resta, que lo bueno en un texto es poder sacarle cosas. Esas cosas se pueden aprender, quizá en un taller de escritura, pero no pueden enseñarte a ser un gran escritor. Uno lo tiene que ir haciendo y de alguna manera haber nacido con esa pulsión. Escribir es un deseo, y si uno no lo tiene no se lo pueden regalar.
EM: ¿Qué temáticas abordas en tus historias?
ES: A mí la cuestión social me interesa bastante, pero también escribo sobre aquello que me provoca dolor. Cuando yo estoy contenta, me siento viva, voy a comprar una blusa, salgo a tomar algo, no escribo. En cambio, cuando estoy sufriendo es cuando lo hago. Narro sobre el miedo, sobre las cosas que me provocan dolor, y escribo también sobre la vejez, no ahora que me llego, sino de cuando tenía veintiocho años y creía que estaba en el otoño de mi vida. Siempre fue una preocupación mía el paso del tiempo así que también escribo de eso.
“Narro sobre el miedo, sobre las cosas que me provocan dolor, y escribo también sobre la vejez”
EM: Cuando escribís de la marginalidad social ¿Qué intentas trasmitir al lector?
ES: En realidad uno no intenta enseñar nada, la literatura hace tiempo se desprendió de la pedagogía afortunadamente. Se sabe ahora que hay que leer por el placer de leer, entonces el escritor no intenta trasmitir un mensaje, sino que intenta hablar de aquello que quiere, que le duele y a lo que intenta resistirse, pero no para enviar un mensaje y enseñar.
Cuando escribo de algo es porque me duele, porque quiero ser testigo de eso, y porque la literatura en realidad es un testimonio del tiempo en que uno vive, pero nunca con el ánimo de enseñarle al otro algo. Escribo para comunicar lo que siento, por eso mientras van pasando los años tengo el miedo de quedarme callada y no tener cosas para decir. Ese es un temor grande, porque la literatura es comunicación.
EM: ¿Cómo sentís la recepción de tus libros?
ES: Uno desde afuera tiene la idea de que los chicos no leen, que solo ven el celular, pero me encuentro con que han leído con tanto detenimiento ciertas cosas que ni yo sabía que existían. Con mi editorial visito mucho las escuelas y siempre que voy, el trabajo que hacen los profesores me devuelve la esperanza, por la constancia que dedican y los lectores que forman.
Por otro lado, los libros para adultos si bien han tenido buena repercusión, no han encontrado una editorial siempre. Para encontrar la editorial tengo que trabajar en que la editorial lo reciba, lo lea y eso es muy difícil.

Estela Smania ha recibido distinciones a nivel municipal, provincial, nacional e internacional.