La experiencia de los alumnos de 4to año tras convivir con hermanos brasileros en el país del tango, y el de la capoeira.
Por Renata Giannoni, 4to Año “B”.
Noche de juegos brasileños
A comienzo de año, la profesora Marina Zohil empezó la clase diciendo: “Chicos, hay un intercambio cultural a Brasil, São Leopoldo, y los nombres de quienes cumplen con los requisitos estarán ubicados en el pasillo”. A partir de ahí comenzó el sueño de muchos en cuarto año.
Fueron pasando las semanas, se empezó a notar en las clases el interés por el portugués, hasta que llegó el día en el que se sabría quiénes iban a ser los que recibieran en mayo, a sus próximos hermanos brasileros, a quienes visitarían después en la primavera.
Cuando los nombres ya estaban definidos, la tecnología permitió viajar mucho antes de que cualquiera de los dos grupos subiera al avión. “Hola, soy Rena Giannoni, hago el intercambio a Brasil”, fue mi primer mensaje hacia Larissa, mi hermana. Se notaban las ansias de las dos por conocernos, a nuestros compañeros les pasaba lo mismo.
Llegado mayo, lleno de emociones estaban ya esperándolos en el aeropuerto de Córdoba. Ellos aparecieron por la puerta de Arribos y la confianza ya era la suficiente como para darles un buen abrazo de bienvenida.
Estuvieron para el acto del 25 de mayo de la escuela, así como participaron en las clases. Conocieron Córdoba, viajaron a lugares como La Falda, donde realizaron una actividad en Cavernas. También a Alta Gracia, donde recorrieron el museo-casa del Virrey Liniers y la estancia jesuítica. Al mediodía pedalearon sobre el lago del Tajamar, y para finalizar, visitaron el museo-casa de Che Guevara.
Para cerrar la primera etapa del intercambio cultural, asistieron a clases de Tango en la escuela Nuevo Milenio y comieron unos típicos choripanes argentinos.
En el momento en que los fueron a despedir al aeropuerto, ya tenían las miradas y mentes en septiembre, dispuestos a volver a verse.
O país tropical
“¡Ya estamos acá!” dijo Pauli Acosta, compañera de viaje, cuando el avión aterrizó en Brasil.
Esta vez los argentinos pasaban la puerta de Arribos y eran recibidos con un abrazo enorme y lleno de amor tras haberse extrañado tanto.
El Sinodal es un colegio sorprendente, tanto estructuralmente como en su forma de enseñar y apoyar a los alumnos. El primer día llegaron a las 7. Fueron a clases, recorrieron la escuela, se integraron con los compañeros y profesores. Cada jornada combinaban las clases de portugués, con las aulas regulares y paseos por esta hermosa ciudad del estado de Río Grande Do Sul.
Porto Alegre, Gramado y Portão, con un clima de lluvia y calor, también estuvieron en las recorridas para descubrir ese gran país.
La primera semana tuvieron un gran baile escolar de la primavera, visitaron universidades, zoológicos, restaurantes, pasaron un fin de semana de aventuras en la naturaleza, shoppings, cascadas, museos, como el interactivo de PUC, y hasta fueron espectadores de una obra de teatro en portuñol realizada por los alumnos del Sinodal de Portão.
En el último día, los cordobeses también debieron realizar una presentación sobre la experiencia del intercambio, para los estudiantes de primer año de Ensino Medio, los que serían los próximos intercambistas.
Se amoldaron a la forma de vida brasilera, su cultura y sus costumbres. Así sintieron que el objetivo estaba cumplido y emprendieron el regreso hacia Argentina.
Seguimos paso a paso el viaje de nuestros alumnos de 4to año a través de Brasil.