«Llegar, para volver a empezar…»

  • Por Mgtr. Alejandra Gait
  • Directora Nivel Secundario IENM

Comencé a construir el rol docente, cuando tenía cuatro años y jugaba a que mis muñecas, eran mis alumnas, leía cuentos y escribía palabras que me hacían sentir más grande.

A los 18 años inauguraba una clase, vestida de saberes, mientras el miedo recorría mi ser. Elegía la docencia con plena convicción, en contra de un padre que necesitaba sentir el prestigio de tener una hija abogada.

A los 19 años acariciaba mi primera titulación de profesora de Psicología, sin más recompensa que el recuerdo del anhelo de una madre que no había podido llegar a tiempo, porque Dios le designaba otra misión y desde ese lugar el final del recorrido para algunos, significaba el comienzo para mí.

Crecía en mí la pasión por dar clase y veía el mundo con ojos semejante a los de mis estudiantes, me empeñaba por conquistar más horizontes, leer más libros, enseñar a más gente, construir historias, motivar más jóvenes y ayudar a muchos a cargar la mochila de sus vidas. Y continúe aprendiendo y todo me resultaba poco.

Pasé inviernos y veranos poniendo como meta llegar, para luego volver a empezar y la familia poco entendía de esas elecciones, sin embargo, acariciaba mis conquistas con sabor a más y sostenían mis pasos cada vez más seguros.

Y llegué para volver a empezar. Llegué donde quise, valorando los saberes de mis grandes maestros, deshojando las páginas de los libros, cuando la noche se hacía día y debía dar cuento de lo que había aprendido y luché para que ser docente me fuera un desafío, me conquistara las ganas, me permitiera pensar en otros y me significara mejorar lo que algunos llamaron “la especie”. Especie que desterró la ignorancia, llevó a los grandes a ser galardones, que se convirtió en promesa de una sociedad que no podía sin ella y que, sin embargo, quedaba relegada al menosprecio y desprestigio.

Recuerdo a mis maestros y los imito, encarnando la fuerza de aquellos que me enseñaron a que el escenario era plausible de escenas y que las miradas desde los pupitres podían convertirse en futuro, bastaba sólo quererlo, soñarlo y desafiarlo.

Si puedo tan sólo dar respuesta a una pregunta, mitigar el dolor, hacerlo filósofo de su propia vida, ingeniero de su propio camino, abogado de sus propios actos, la profesión docente dejará de ser promesa para convertirse en realidad.

“De mis maestros he aprendido mucho; de mis colegas más que de mis profesores. Pero de mis alumnos he aprendido más que de todos. Cuando dejas de aprender, dejas de crecer.”   

“De mis maestros he aprendido mucho; de mis colegas más que de mis profesores. Pero de mis alumnos he aprendido más que de todos. Cuando dejas de aprender, dejas de crecer.”   

Mgtr. Alejandra Gait

Ser profesor, ser licenciado o Magister es sólo el medio para ser lo que quieres ser, llegar para volver a empezar……

Elijo la docencia, una y mil veces más….

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